No nada. Si pudiera definirme en estos momentos sería algo así como una ciudad durmiente, las 3 de la madrugada, un miércoles cualquiera. Sería lluvia, silencio y soledad. Ahora mismo no sé quién soy, mucho menos qué soy para ti. Cuanto más lo pienso más me vuelve a la mente el pensamiento de este verano, «no soy nada, ni nadie para ti».
Estoy jodida, porque tal vez mis miedos hayan dado en el clavo, tal vez estás colgando de otros labios y yo aquí, paciente esperando que el tiempo responda a todas las preguntas que ametrallan estos callejones vacíos en los que grita mi cabeza. En los que grita lo que llevo dentro, algo nocturno.
Otra vez me duelen las costillas, la garganta y los ojos. Otra vez vuelvo a inundar el poco espacio que ocupo. Otra vez mi insignificancia en la tierra vuelve a dolerme, a hacerme sentir más vacía todavía.
No soy nadie joder, ya no y vete a saber cuando dejé de serlo. Te he visto en mis sueños con otra mujer, te he visto mirarla como me mirabas a mi. Y me he visto a mi, callada, observando en un silencio que estaba a punto de estallar. Estallarme por dentro. Te he visto ocupando tus días entre otras piernas, pasando tu tiempo compartiendo las mismas sábanas de alguien cuya piel no tenía nada que ver con la mía.
Estoy jodida. Estoy jodida porque no hay nada que hacer, porque donde no hay no busques. Porque has vuelto a encontrarme y solo siento que cada día que pasa vuelves a desaparecer y rompe por dentro. Rompe porque yo, al menos yo, aún siento. Y ya no es que sienta, sino que sin querer avivaste el fuego que llevaba dentro. Del que no volví a saber nada poco antes de que te fueras.
No soy nadie. Jodidamente nadie. Hace un momento he dicho que era lluvia y a partir de estas horas empiezo a ser tormenta. Empiezo a atormentarme, a removerme en pesadillas. A soñar que son reales todos mis miedos, todos los que tienen que ver contigo.
Hace un frío terrible aquí fuera.
live laugh love 