Hay muchas formas peculiares de amanecer, no me cabe la menor duda pero suelo hacerlo de mal humor, en silencio y arrastrando los pies. Hasta la intención de mantener un diálogo me irrita. Pero a veces, te dan un beso a las ocho de la mañana, mientras te giras para dormir del otro costado porque el hombro contrario esta muy cargado, un beso, en el brazo suave y dulce.
O también un sobresalto porque he soñado que llegabas tarde y abrázame por favor, despierta de una vez. Y parece que el sol se trenza con una melodía, quizá Yann Tiersen y Amélie, entonces despierto diferente.
Su sonrisa haciendo cómplice a la mía y sus ojos de un azul grisáceo tan mágico que ni la poesía más bella sería capaz de bajar la luna solo para ellos. Qué ojos. Y cómo río, nunca lo había hecho así, nada más despertar, con el pie izquierdo, que mas da. La cuestión es que esta vez la felicidad no se me ha quedado como miel en los labios.
Pero bueno nunca se sabe, a veces la cartelera de cine es un desastre y no vale la pena ir a ver ninguna película. En fin, de todos modos, ya cambiará, una pena.
Qué locura ni qué cordura, por favor. ¿Dónde esta mi desayuno?