Mendigando amor

No hay por qué. Ha pasado ya un mes, un mes desde que decidiste que una relación de dos años y medio podía acabarse con no volver a escribir. Tú diste el paso, yo dudé del camino, dudé de mi, dudé de todo, pero caminé. Y así es como me encontré. Esta vez no escucho una canción triste para escribir, hace mucho que no lloro y mírame, cada vez más salvaje, más libre y cada vez, disfrutando más de esta libertad no elegida pero sí absorbida, sí vivida. Y vívida.

 

«¿Te quería? Mucho. Muchísimo. Y quizá eso era suficiente. Sí lo era para ti. Parece ser. Pero, ¿lo era para mi? Dice un viejo proverbio que Olivia siempre tenía en la boca que cuando se siente no se piensa, pero cuando se piensa no se siente. No dejaba de parecerme irónico que en esta sociedad racionalista que tú defendías a capa y espada y que valoraba el pensar sobre el sentir, se nos había obligado a olvidar que en los momentos más críticos, la supervivencia siempre dependía del instinto y las emociones».

No te haces una ligera idea de lo que el último libro que he leído me ha ayudado a despertar mis instintos, me ha ayudado a dejar de pensar en ti, a dejar de mendigar tu amor. Es cierto, yo no te hablé, ni te he hablado, ni lo haré. Te conocí libre y libre te dejaré, tus decisiones son tuyas y qué hago yo escribiéndote, echando fuego a lo que no son ni cenizas. Echando fuego al asfalto, esperando a qué, a nada.

Un día el camino estaba lleno de espinas y cuando empecé a amarme empezaron a florecer rosas, girasoles, jazmín, margaritas, crisantemos… y de mi camino hice un jardín, que a cada que daba era un motivo más para ser feliz, para disfrutar de la soledad y ya no eso, sino conocerme, amarme yo para así algún día llegar a amar de verdad.

No podía seguir en este nivel de toxicidad, no podía seguir envenenándome dependiendo emocionalmente de alguien, tenía que dejar de ser copiloto, subirme a mis lomos y conducir. Acelerar, frenar, sentir, tomarme un café conmigo y volver a empezar. Joder, ¡cuánto lo necesitaba! Todo el tiempo del mundo para mi, para estar conmigo. Mi camino es precioso, sí que no negaré que amo amar, pero no lo echo de menos, sólo espero que el día de mañana sea tan real como el sol cuando te lame la piel.

I need a girl like me. No deja de sonar esa canción, «Girls like you», se ha puesto sola en el reproductor. Me hace vibrar, me hace sentir que hoy todo esta en armonía conmigo, mi madre me abraza, la tierra me brinda un sol cegador, el aire de la playa en los pulmones, risas, soledad y felicidad. Todo, poco a poco, vuelve a su ritmo natural.

Qué inútil era mantener vivo lo que tú no querías resguardar del frío, lo que tú no querías cuidar. Recuerdo cuando no me querías verme y yo te obligaba a hacerlo, eso aún me duele en el alma, me da punzadas. Porque cuando no quieres ver a alguien es porque no la amas. Y no hay nada peor que obligar a amar. Ni peor, ni más inútil. Pero ojo, no me duele por ti, por ser tú. No. Me duele por mi, por no haber sabido irme a tiempo, por no haber cuidado de mi.

Fuiste un cobarde y yo un cuerpo herido, un alma rota. Pero la magia esta en mi camino, esta en cada uno de mis pasos, en mi jardín. Dentro de mi, en mi. ¿Verdad, David? Hablar contigo me hizo vivirme un poco más. Ahora bailo al son de cualquier canción, busco magia en las pequeñas cosas y, ojalá pudiera hablar con alguien a quien le han partido el corazón.

Ojalá pudiera hablar contigo, seas quien seas, yo era el peor ejemplo para hablar de amor y ahora, mírame, no lo hago ni tan mal. Ahora puedo escucharte, puedo echarte una mano, puedo poner flores en tu camino, quién sabe, tal vez también puedo ponerte una semilla en el alma. Todo esta en ti, absolutamente todo. A mi me queda mucho camino, este es solo el primer paso.

Quise escribir pasado un mes, porque una vez escribí pasado un día y el otro día, cuando me volví a leer, me dije: Dios mío Sarah, eres tu mejor terapeuta. Feliz aniversario, te dedico esto que nunca leerás y así mismo, te deseo que seas feliz. Feliz sin mi. 

2 comentarios sobre “Mendigando amor

  1. lo mejor para estar feliz, es dejar atras los amores apagados. una persona puede ser cobarde, malo, manipulador, etc o muy bueno, noble, generoso: igual el amor puede morir. eso no depende de nuestras calidades humanas. lo que duele, sí, pero nada en esta vida dura para siempre, ni la vida misma, ni el amor, ni el dolor. un abrazo en la distancia

    Le gusta a 1 persona

    1. pues tienes toda la razón, hay que dejar atrás lo que no nos da energía positiva, lo que nos consume. Como dice mi madre, no hay pena que dure cien años así que hay que seguir para adelante.

      Primero amarse uno y después sabrá cómo amar a los demás pero mendigar amor… eso solo lo hace quien no se conoce, quien no se ama. Y así no se puede…

      Un gran abrazo en la distancia ❤️

      Le gusta a 2 personas

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s