Hoy, en mujeres que inspiran…
Si las ojeras son orillas y los ojos son mar,
entonces el corazón es marea, y el alma luna.
Y tú, un simple marinero en alta mar
que se guía por las estrellas, y erra para
acabar errante como ellas.
No olvides que las estrellas no son eternas,
tampoco ella, mujer marea, pero qué
dulce es besar lo terrenal.
Que una mujer te haga sentirte con
los pies en la tierra,
y al instante lejos de ellas, te la tierra y ella sí.
Jamás hubiera imaginado que ella, mujer marea
hiciera que te olvidaras de sirenas,
que perdieras el norte, el rumbo, incluso
tu nombre.
El mar todo locura y lo cura,
pero cuando las heridas son del alma,
de nada vale la sal.
Hasta que llega ella, mujer marea,
y de pronto no hay herida,
solo vida.
Vida por vivir, vivir para amar,
para amarte y amarla a ella.
Marinero, andas en lo cierto
cuando no hay razón sin corazón previo.
Marinero estás en alta mar, con el corazón
desnudo, con cuatro harapos,
a merced de la mar, que acabaría contigo
en una sola sacudida.
¡Y todo por amor! He aquí tu desnudez,
en mis manos, a mi merced.
Cuéntame la historia de los siete mares,
la historia de la mujer marea,
cuéntame cómo fue, cómo te enamoraste
y, conseguiste enamorarla a ella.