Al óleo

Imáginate que te meten en el capítulo menos esperado de la historia de alguien. Eso es lo que voy a hacer contigo en esta categoría denominada «cantos«. No hay un libro, tampoco continuación, solo capítulos sueltos que lo más cerca que tienen de parecerse es la persona que los escribe. Sé bienvenido como siempre y toma asiento, por favor. Creo que si estás aquí podemos tutearnos como es debido. 

A L   Ó L E O

___ Las historias de amor son caprichosas, unas empiezan el día más lluvioso, mientras que otras prefieren hacerlo el día más cálido del mes de agosto. No obstante no importa el cuándo, ni el cómo, ni dónde, ni ninguno de los demás. El por qué tampoco, porque nunca hay una explicación lógica, ni real, si intentásemos explicarnos menos y vivir más las cosas tal vez nos fueran mejor. 

Este era un día de otoño, en el que no sabes con certeza si lloverá o con un poco de suerte aguantará la lluvia en una nube y romperá cuando esté muy lejos de ti. Algo que rara vez ocurre, ya lo sabes. He de decir que este no es el día que se conocieron, este día es el de hoy, en el que después de tres años ella se replantea qué lugar ocupa en su corazón y si este lugar es demasiado grande y hace falta liberar.

Ella, Anna, desconoce que se enamoró, como también que su sentimiento durará toda la vida porque él fue un hombre que la dejó intacta, amando todo de ella aunque, no olvidemos, que también lloró por su forma de ser. Anna es fría y distante pero sabe amar, claro que sabe. Si alguna vez te enamoras de alguien, si quieres compartir tu vida con esa persona, que sea así, que seas tú y libre, aunque en el proceso te adaptes a la otra persona. Eso no tiene nada de malo, ya que muchas veces nuestros comportamientos son equivocados y no nos damos cuenta hasta que, cómo no, nos enamoramos. 

Adaptarse será sano siempre y cuando sepas si es tóxico o no. Siempre tienes la respuesta, aunque no siempre te quieres escuchar. Prosigo, en esta relación como en todas había malos días, discusiones, errores… ¿qué piensas que alguna relación es perfecta?, ¿buscas perfección dónde no hay cabida para ese término? Si buscas eso, no amarás. Es como cuando dices que la vida es bella, ¿acaso la vida puede estar compuesta de adjetivos? qué horrible manía con adjetivar todo. Vive, ama, deja los adjetivos para decir si el café está amargo o que el color de la pared es triste, para cosas supérfluas porque al fin y al cabo, están en lo superficial, son superficiales. 


Aún con todas las dudas de Anna, las cuales nadie puede resolver excepto ella, esa noche hicieron el amor, al principio lento y después salvaje, porque la pasión, su pasión, siempre va in crechendo. Y a la mañana siguiente le hizo esa foto y escribió:

«Me enamoré de ti porque eras pintor, ahora sé que me enamoré de ti porque tú no ves lo que ven mis ojos, ni nunca lo verás. Haces que tu realidad sea maravillosa porque dónde yo veo tristeza, tú ves arte y creo que te enamoraste de mi, corrígeme si me equivoco, por mi profundidad. Tú nunca viste una chiquilla de ojos tristes, me viste como el cuadro más inexplicable con el que te podías topar. Y dónde otro vió los colores más absurdos, tú viste el óleo romántico aún sin acabar. 

Y me completaste, con pinceles, con tus dedos, con tus besos en mi piel… ¿hay algo más increíble que alguien te haga sentir arte? Yo no sabía ni quién era y tú ya te habías fijado en todos mis trazos. «Ese lienzo es mío», me decías siempre. Cómo no voy a ser tuya si te sumergiste en mi como ya nadie lo hace a no ser que sea en aguas conocidas, véase en el propio ego. 

Recuerdo el día que te dije «estoy rota» y tú respondiste, «pues pintaré por encima unas rosas,¿te gustan rojas? Y a mi alrededor sembraste un jardín lleno de rosas, azaleas, peonias y las flores más hermosas que puedas imaginar. Todos los días regaba mi jardín, con pensamientos y esperanzas, con las ganas de crecer contigo. Y si una rosa se marchitaba tú pintabas otra encima y era tan satisfactorio saber que dentro de mi eran todo rosas…

Todo lo que vivo contigo es un sueño que ni por casualidad hubiera soñado en la vida. Claro que la vida supera a la ficción.

Sin embargo yo te fallé, porque nunca supe lo que sentía porque la tierra de mis entrañas era un caos y aunque de ese caos brotara lo más hermoso necesitaba cambiar la tierra y, amor mío, el pasado es algo que nunca se puede cambiar.

Reuní fuerzas para decirte «no sé lo que siento por ti» y empecé a desenterrar la tierra. Tú, cogiste mis manos, devolviste el pasado al suelo y me dijiste, «no se puede cambiar el pasado, ¿y qué?, ¿acaso es algo malo?, deja de hacerte sufrir por favor. No hay cosa que más odie que las personas que se centran en su pasado y su futuro y que dejan de vivir segundo a segundo. Yo no pude estar ahí para hacerte feliz, o arroparte cuando más necesitabas a alguien, pero hoy estoy aquí, llevo tres años aquí. Estás viva, así que vive, no le des vueltas al pasado, el día que empieces a vivir serás no feliz, sino consciente de que puedes hacer cosas increíbles por ti. Mira toda la tierra que queda…

Nunca has dejado de crecer, sigue creciendo, sé un mero observador en vez de un crítico tajante. Por favor, vive, ya sabes que no soy bueno para dar consejos pero quiero que empieces a tocar el piano«.

Anna se extrañó, y su gesto de no comprender absolutamente nada lo dijo todo. Así que él le dijo, «creo que puedes sacar de tu pasado las mejores notas de piano, esa tristeza tuya puede convertirse en algo inspirador, ¿imaginas que tu canción favorita de Ludovico Einaudi fuera tu pasado?, creo que así dejaría de hacerte tanto daño».

En ese momento, él cambió la vida de Anna. Y esta es la historia del pintor y la pianista.

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