El 13 de Agosto

Sin duda ya desde la  por la mañana comenzó siendo un día negro, ya era de noche nada más amanecer, en los primeros albores del amanecer. En las desgracias no hay consuelo, no hay nada que reduzca la pena de un corazón que llora.

La vida esta para amar, para dar todo el amor a lo que más puedas querer. No tiene que haber medida, ni distinción, da igual perro que humano. Hay que amar y dejarse llevar. Pues mientras en vida te acompañe ese amor hay que disfrutarlo esas son las raíces de la verdadera felicidad, de un corazón sano.

El día 13 de Agosto a las 11 de la mañana a nuestro chiquitín, Leo, le atropelló un coche, por gruñón, pues aunque fuera pequeñito siempre quería ser el más fuerte. Desde esa hora hasta las 17:25 de la tarde todo fue de mal en peor, y no hay nada más triste que ver muerto a un ser que amas con todo tu corazón. Pero el destino es así, nunca sabes lo que puede pasar mañana hasta que pasa. Vives en presente que cuando quieres mencionarle es un pasado reciente. Y es así.

La rutina de tener un animal en casa, de sus manías y peculiaridades de su carácter es lo que duele cuando ya no esta. Ya no dormirá conmigo en invierno, ni me le podré dejar olvidado en casa porque no le encuentro por ningún rincón, porque ahora no le voy a volver a encontrar.

Ahora un hueco vacío y a su vez, lleno de recuerdos. A veces la pena y el amor te hace comprar un nuevo cachorrito, que por supuesto no es Leo, pero se llama igual. Y claro que Leo no volverá, ahora solo queda amar a esta cosita tan bonita que ha llegado ayer a casa, amarlo tanto como solo un humano puede amar a un perro.

Mi padre decía que Leo era parte de él, como también que él quería y profesaba su amor a los animales porque sabía que nunca le harían culpable, que no tenían eso tan destructivo propio de la raza humana, las palabras y los actos. Por eso ama a los animales y con ellos no es la persona fría que aparenta, porque el amor es puro, sin embargo el de un humano «nunca se sabe».

Un comentario sobre “El 13 de Agosto

  1. Nunca me habría atrevido a comentar esto…pero al final parece que si,cuando murió noah fue una sensación tan rara,como si se fuera una parte de mi…y tu relato me lo recordó como si de un dejà vu.Que irónica es la vida a veces,por que no sólo recuerda ese momento es que sensación más rara que tu pobre perro se llamará Leo y que desgraciadamente lo matará un coche…mi hermana también se llamaba Leo y también sucumbió en el mismo destino…Que extraño me siento después de leer este posterior tuyo y ya aňadimos que ayer al amanecer será fácilmente el peor día de mi vida.raro todo

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