Hoy me apetece tu cuerpo, como la miel a los labios. Hoy tu cuerpo, al son del viento jugando con mi pelo, y el sol lamiéndote los miedos. Hoy te quiero. Hoy te tengo palpitando en mi pecho. Mi vaivén en tus caderas, tú de un azul soñador. Casi como el cielo. ¿Y si tú y yo nos perdemos? o mejor aún ¿y si no volvemos?
Me sé la historia de un hombre que viajó a la luna. Tu luna. Quién diría después de toda nuestra vida que tus labios acabarían en mi sonrisa. Quién lo diría. Sólo un loco y yo reiría, hasta que me señalaran que eres tú el que me cambiaría (sí ese, el que tiene la sonrisa tan bonita por no hablar de la risa). Poco a poco, pienso, pero mi corazón no entiende de razonamientos. ¿Y quién soy yo? Si respecto a ti, él lleva mi cuerpo.
Mañana ya veremos, hoy hace un día espléndido. Si cierro los ojos ni inseguridades ni miedos, si dudo de mi, si los abro y te veo, me fugaría contigo a ver dónde queda ese fin del mundo del que tanto hablan. Y si.